Mies van der Rhoe fue unos de los arquitectos que paso por un periodo expresionista, entre final de guerra y el estilo abstracto y rectilíneo de sus obras germinales desde 1923 en adelante.
Antes del estallido de la primera guerra mundial, Mies van der Rhoe se había establecido profesionalmente y había diseñado un cierta cantidad de edificios como
Tras la guerra, Mies, dirigió la sección de arquitectura de uno de los grupos radicales: (novembergruppe), los cuales compartían algunas posturas visionaria y un tanto utópicas, de Bruno Taut , Behne, y Gropius. Su propuesta para el concurso de un rascacielos en
Mies parecía estar interesado en una especie de redención a través de los medios tecnológicos, las formas de su arquitectura eran símbolos que trascendían, y lo que tenia de particular y magnifico en la abstracción arquitectónica, era que teniendo sus raíces en lo brutal, lo espiritualizaba.En 1922, el arquitecto alemán Mies Van Der Rhoe, crea un bloque de oficinas en hormigón armado, en los cuales indica un cambio de forma y tonalidad, como así también a pasado a poner énfasis en la horizontalidad de los espacios, mas allá de que en la disposición todavía se encuentran rasgos de su inclinación clásica en la simetría y la acentuación sobre el eje central.
Nos rehusamos a reconocer problemas de formas y solo reconoceremos problemas de construccion. La forma no es el objetivo de nuestra labor, si no solo el resultado”.
En el 1929, con motivo de la exposición internacional de Barcelona, Mies, recibe el encargo de construir el pabellón de Alemania. Es la obra culminante de todo su período europeo. Una piedra miliar en la historia de la arquitectura moderna, que desapareció al clausurarse la exposición y que hoy ha vuelto a reconstruirse felizmente. Esta obra sintetiza muchos de los aspectos lingüísticos del Movimiento Moderno: la vanguardia y la tradición, el gusto figurativo y el abstracto, la espacialidad más inédita y el sentido del clasicismo. Lo que la convierte en una obra muy importante del siglo XX es el hecho de llevar a la práctica una síntesis entre el exterior y el interior, entre la geometría y la naturaleza orgánica de los materiales, entre neoplasticismo y clasicicismo.
Se pretendía que el pabellón tuviera la función de embajada y demostrara el poder de la inventiva estructural moderna para crear efectos espaciales sin precedentes, y no es sorprendente que el diseño de Mies encarnara una deliberada síntesis de forma y técnica,de valores modernos y clásicos.
Junto con el edificio de
colocada en el lado más corto de la construcción y contenida en una especie de patio rodeado en tres de los lados por muros revestidos de ónice, dando lugar en el exterior no ya a un juego de láminas, sino a un volumen cerrado
En el lado opuesto, otro volumen parecido rodeaba parcialmente el estanque grande, delimitaba el otro de los lados cortos del edificio y encerraba, siempre dentro de un trazado ortogonal, dos espacios para oficinas y unos servicios; y, finalmente, un forjado que sobrevolaba esta segunda zona cubierta y que apoyaba en el muro ya descrito y en otro paralelo a la piscina. De la propia enumeración de los elementos que componían la construcción puede deducirse cuánto debía al código neoplástico la obra que analizamos.
La idea expresada en la obra de el pabellón de Barcelona era la de independencia de los planos murales de sus misiones tradicionales de sostén. Las variaciones visuales provocadas por la colocación irregular de de los tabiques se correspondían con el sinuoso recorrido que el visitante llevaba a cabo en el interior.
El pabellón de Barcelona como así también
los referentes de la obra maestra de Mies Van Der Rhoe pueden encontrarse en la admiración que el sentía por Schinkel, manifestada en los diseños neoclásicos de los años anteriores a la primera guerra mundial.
Lo que mas le llamaba la atención de Schinkel, era la reducción de las formas a la geometría simple mas expresiva. Se puede reconocer en el pabellón de Barcelona una concentración similar en los aspectos del clasicismo especialmente en sus impecables proporciones su sentido del reposo y su reafirmación en la forma abstracta de la columna y el entablamento.
De esta manera las simplificaciones del estilo internacional eran capaces de combinar unas imágenes de importancia moderna con los valores clásicos mas duraderos de la arquitectura .
En 1928, mientras se estaba preparando el proyecto para
A pesar de que, para este proyecto, Mies retomó algunas ideas del Pabellón de Barcelona, el edificio se adapta por completo a las diferentes necesidades de una vivienda unifamiliar.
La forma de esta casa, la mas conocida de Mies después del Pabellón de Barcelona, reside primordialmente en el manejo del espacio y en el uso de los materiales para la zona del comedor y sala de estar, convertidos ya en prototipos del interior moderno.
Al igual que en Barcelona, Mies empleó aquí el mismo principio de «planta libre» y «espacio fluido»; junto a los soportes cruciformes y cromados utilizó de nuevo las pantallas de piedras preciosas, como un bloque de ónix hasta el techo, que se extendía en paralelo a lo largo de la mansión y separaba la zona de trabajo de la sala de estar, así como un tabique semicircular revestido de madera de ébano de Macasar que preservaba la zona comedor del espacio restante.
Otros elementos adicionales, como cortinas de seda en tonos suaves y muebles, diseñados en su totalidad por Mies en colaboración con Lilly Reich, contribuyeron, además, a distribuir la zona principal de la estancia polivalente. La idea de una relación visual entre el espacio interior y exterior siguió persiguiendo a Mies en este proyecto. La zona principal de la estancia plurifuncional de la mansión se abre a la parte de la pendiente a través de unas cristaleras panorámicas inmensas a la altura del techo otorgándole el carácter de terraza, como si colgara de las ramas de un gigantesco sauce llorón que crecía justo delante de la zona-comedor. Esta impresión se verá reforzada por dos ventanas que, mediante un dispositivo eléctrico, se hunden por completo en el suelo. De esta manera se confunden el espacio interior y el paisaje, una impresión que a uno lo acompaña continuamente en este espacio, a pesar de su tamaño e intimo carácter.
En 1923, mies trabajó en los planos de una casas de campo hechas de ladrillo, cuyos extensos muros y difuminadas líneas revolucionaron el concepto de vivienda.
Las paredes portantes en ladrillo obedecen a la distribución de la planta. En el interior los espacios se suceden sin pasillos ni distribuidores.
Gracias a la composición simple que Mies le da en planta a la casa, las aberturas siguen un orden natural, como vacíos que subsisten entre los muros.
En la planta de la casa se distribuyen signos separados en el interior de una malla ideal. La fragmentación de los componentes espaciales es total y la continuidad de los volúmenes respecto a la planta es solo aparente, dado que la disposición de los tabiques no crea un recorrido no alude a un orden,
El orden neoplásico de la planta esta en contradicción con los cubos insertos en los volúmenes.
Esta planta es el ejemplo de un nuevo tipo al que el arquitecto alemán llega sin transición.
El modulo del ladrillo rige el conjunto, tanto en los espacios llenos como en los vacíos. Y hay que resaltar que Mies, todavía no satisfecho, hizo dibujar todos los detalles de esta construcción.
De este modo las investigaciones modulares de Mies Van Der Rohe, renuevan y vivifican una tradición secular, confiriéndole ese sentido de la medida exacta de las superficies y de la armonía de los volúmenes.
Para Mies la forma no era la finalidad del trabajo del arquitecto. una realización formal depende del tipo de empeño que cada uno ponga en el proyecto.
La forma como estilo es puro formalismo.
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